La decadencia de la Ingenieria

El proceso de desarrollo de un país se supone que se refleja en su ciudad, y de hecho estoy convencido de que eso es así, que efectivamente el acervo cultural de un pueblo, la capacidad económica de un país y su idiosincrasia se expresa en sus ciudades.

En el caso de Santiago, la ciudad en que vivo y que observo desde que nací, el desarrollo se expresa tal cual es, en sus muros, en sus edificios públicos y en sus calles, en sus carreteras, en su transporte público, en los baños, en las casas, en sus plazas, en sus parques, en los baños y en las fuentes de soda.

Naturalmente el ensayo en este tema contiene muchos temas, y no tengo ninguna pretensión de abordarlos todos, ni pretender tener la verdad absoluta, tan solo hago una reflexión interpretativa acerca de algo que me toca, mi ciudad.

La sociedad capitalina (que es la que conozco, pero supongo que en otras ciudades será igual), ha confiado a ciegas durante décadas en la ingeniería como respuesta a las necesidades, a los nuevos requerimientos, como la armada que conquistará el desarrollo y se encargará de la misión de escape del tercer mundo. De hecho prueba clara de ello es cómo se han fundado múltiples nuevas ingenierías en Universidades e Institutos de todo orden, y que incluso a juicio de los Ingenieros duros (digamos los de las vertientes tradicionales asociadas a las ciencias matemáticas y físicas) no corresponden a esta rama del conocimiento. Para dar algunos ejemplos se pueden nombrar las Ingenierías Comercial y de Prevención de Riesgos, que se encuentran en un punto del conocimiento demasiado distante de las ingenierías tradicionales como para llevar tal nombre.

La explicación de este fenómeno de “Ingenierización” de algunos quehaceres profesionales está en el valor social que tiene el concepto de Ingeniería como prefijo para cualquier cosa, es casi como ser Doctor, el reconocimiento público se distorsiona, la admiración profesional se somete al rimbombante nombre de “Ingeniero”, lo que no necesariamente se condice con la real capacidad de resolver las problemáticas ingenieriles, o alguna otra.

Ahora, volviendo al asunto, por esta valoración equivocada, se ha confiado en los Ingenieros (tradicionales, nuevos y falsos), para que tomen el control del desarrollo de la ciudad, entonces el gremio se ha adjudicado el trazado de las nuevas vías, ha intervenido barrios (generalmente asesinándolos como solución óptima), ha desarrollado los nuevos planes de transporte público (fallidos todos como ya sabemos) y a su vez apoyados por el libre mercado han instalado a la industria inmobiliaria (mercenaria del interés económico) como agente de control del desarrollo urbano.

Bueno, me permito entonces aclarar que, los criterios estéticos, la dimensión social (desde la perspectiva de la conciencia), las relaciones espaciales, históricas (desde la dimensión patrimonial), y la cultura de la integración y del enriquecimiento de los significados de un determinado espacio urbano, no son del interés ni de la materia de las ingenierías, por lo que a ellos sólo les competen asuntos como la maximización de los recursos, la explotación económica más conveniente y el diseño más “ingenieril” posible, lo que puede observarse en las infames pasarelas sobre las carreteras, en el torpe diseño vial, y en las ineficiencias de las infraestructuras de la capital, que no sólo han privado al ciudadano de espacio público y espacios de tránsito peatonal y de significados, sino también de identificación. De hecho el fetiche máximo de un ingeniero instalado en la intervención de la ciudad son los distintos módulos ofrecidos por las empresas que venden hormigón prefabricado.

Con este panorama es que alzo mi pancarta… dónde están los urbanistas (si Brünner pudiera resucitarse), dónde están los arquitectos, los diseñadores, dónde están los soñadores que pretenden algo un poco más noble que la explotación de los telepeajes (Tags y otros anglicismos), dónde??

Bueno este es el momento, antes de que algún romántico con sensibilidad no resista más y se decida a lanzar una bomba H en la Plaza de armas, debemos rescatar nuestra ciudad, yo estoy disponible desde hace tiempo…

Colegas a trabajar!!!!!!!!, primero en extinguir a los ingenieros (empecemos por los falsos) y luego situando a los más verdaderos y capaces en el lugar en el que siempre debieron estar, al servicio de los urbanistas y arquitectos (nunca al revés), que su trabajo consista en hacer posible los sueños y las imágenes y no en emplearnos para hacer las plazas que la norma les exige.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimado!

Efectivamente algo raro ocurre con este mundo, los Ingenieros son gente de la que se debe desconfiar.

Una sugerencia: podrías tematizar distintos blogs, a mí personalmente me interesan los temas urbanos, pero de seguro a otros les interesarán las situaciones personales, o la música o la cultura o tus otros temas, pasta hay, así que sería rebueno distribuir los temas en distintos blogs "especializados".

Saludos!

Chokrù dijo...

Muchísimas gracias amigo!
Curiosamente me descubrí revisando mi propio Blog y ví tu comentario minutitos después de posteado.

A propósito de tu sugerencia estoy pensando en algo así como:

chokrurbano
chokrú, la fé, la metafísica y la matemática contemporánea
chokrú y su inadecuado comportamiento social
chokrú y sus malos momentos
chokrú y sus buenos momentos
chokrú y sus circunstancias
chokrú y la farándula
chokrú en la clínica
chokrú y sus buenos y malos hábitos
chokrú y los marcianos
chokrú el insufrible, el irresistible, el insoportable, el infame, el políglota, el ex-punk, el ex-militante, el ex-alumno, el ex-perto...

y finalmente

los viajes psicotrópicos de chokrú

(Tal vez mejor publico algo acerca de esto que me ha dado qué pensar)